Elegir el revestimiento metálico adecuado de los conectores es fundamental para garantizar la fiabilidad de nuestro sistema electrónico. El revestimiento usado afectará al rendimiento, al ciclo de vida, a la calidad y al coste del conector, por lo que debemos poner especial cuidado en su elección.

Los diseñadores nos preguntan con frecuencia cuál el revestimiento más recomendable. Hay numerosas consideraciones a tener en cuenta (como lo demuestra la variedad de opciones de revestimiento en la mayoría de los conectores básicos), pero en líneas generales, el mejor revestimiento es el que cumple con las especificaciones definidas en el diseño, al menor coste. En otras palabras, asegúrese de que funcione y cumpla con las especificaciones.

Existen diferentes tipos de revestimientos, siendo el de oro y el de estaño dos de los más utilizados. Veamos las diferencias entre uno y otro.

El oro generalmente se especifica para aplicaciones que requieran de alta fiabilidad, porque es resistente y se erosiona con lentitud, así como para ambientes hostiles, pues al ser un metal noble, el entorno no impacta seriamente en él, manteniéndose libre de óxidos que podrían causar un aumento en la resistencia de los contactos.

El estaño, por el contrario, es una alternativa más económica al oro y tiene una excelente soldabilidad. A diferencia del oro, el estaño no es un metal noble, por lo que comienza a oxidarse al exponerse al aire. También tiene menor dureza, por lo que es mejor para aplicaciones con menos ciclos de conexionado.

Ambas opciones tienen sus pros y sus contras, por lo que una opción combinada selectiva sería la alternativa más conveniente: el área de contacto, el área crítica donde el contacto interactúa con el pin del terminal y se transfiere la señal, debería tener la fiabilidad del oro; la cola, que está soldada a la placa, podría tener el menor coste y la soldabilidad del estaño.

En cualquier caso, también como norma general para los diseñadores, es esencial que el metal seleccionado sea el mismo en el área de contacto para los conectores macho y hembra, pues el uso de metales distintos genera corrosión galvánica (*), dificultando el paso de la señal eléctrica y afectando a la calidad de la transmisión.

Una buena praxis es siempre la opción más económica a medio y largo plazo.

(*) La corrosión galvánica es, en esencia, un proceso electroquímico en el que un metal corroe al otro en presencia de una corriente eléctrica siempre que entre ambos metales haya un electrolito (agua, humedad,…), de forma que se liberan iones que inician el proceso de oxidación.